La primavera trae consigo días más largos y temperaturas en ascenso que nos anuncian que el verano se acerca. Una época en la que nuestros frigoríficos comienzan a trabajar duro de nuevo. Se trata de uno de los electrodomésticos que, debido a su contenido, es uno de los que más utilizamos, sobre todo en verano. Es también uno de los que mayor porción del consumo diario en electricidad se lleva, ya que se calcula que representa entre el 20% y el 30% de la factura. Así, siempre se aconseja que utilicemos nuestra nevera para lo imprescindible y que únicamente abramos la puerta cuando estamos seguros de que vamos a coger algo. Evitaremos que el frío se escape y que consuma energía en enfriar el interior de nuevo.

 

Temperatura óptima

La temperatura ideal para una nevera es 6 grados y -18 grados para el congelador. A menudo, la numeración de los electrodomésticos no marca los grados y lo que hace es fijar la potencia. Lo aconsejable siempre es revisar el libro de instrucciones para ver qué posición se aproxima al número de grados que queremos y, siempre y cuando sea posible, comprobarlo con un termómetro.

 

Descongelar en el frigorífico

Cuando nos disponemos a descongelar alimentos, siempre es aconsejable utilizar el frigorífico para descongelarlos. Aunque se invierta más tiempo, estamos aprovechando la energía que utilizamos para congelar el alimento, ya que el frigorífico se beneficiará de esa pérdida de frío del alimento en beneficio propio. El alimento congelado es una fuente de frío que nos hará ahorrar energía.

 

Cuidado con los alimentos cocinados

Si vas a guardar un alimento que ya ha sido cocinado para enfriarlo (una tarta de chocolate por ejemplo), es aconsejable dejarlo fuera hasta que pierda todo el calor. De lo contrario, haremos trabajar mucho al frigorífico y, además de consumir más energía, no es aconsejable para el cuidado y el rendimiento del mismo.

 

Llena mejor que vacía

Aunque pueda sonar extraño, es mejor mantener la nevera llena porque consume menos. No obstante, no es aconsejable pasar la carga máxima recomendada. Si la nevera está vacía, cada vez que se abre la pérdida de frío es mayor que si estuviera llena.

 

Revisa las juntas

Es aconsejable revisar las juntas de la puerta para asegurarnos de su correcto funcionamiento. Cualquier fuga, por pequeña que sea, puede provocar una subida del consumo del frigorífico de hasta un 20% sin que nos demos cuenta. Un truco fácil para comprobarlo es poner un folio en la puerta y cerrar la nevera. Si podemos quitarlo con facilidad, quiere decir que el funcionamiento no es del todo correcto.