En el lavado y el tratamiento de la ropa influyen muchas variables en las que una decisión u otra puede favorecer la conservación de nuestras prendas más queridas por mucho más tiempo y no tener que renovar el armario constantemente. Aunque la calidad de la misma tiene mucho que ver, hay otras variables que influyen directamente y que dependen de nosotros. Aquí van algunos consejos:
Evita el polvo
El polvo está formado en gran parte por bacterias (se calcula que cerca 1.5 millones por cada gramo de polvo). Estas bacterias desgastan nuestra ropa y hacen que pierdan calidad con el paso del tiempo. Lo recomendable es guardar la ropa siempre en un lugar sin humedad y, en mayor o menor medida, intentar que sea un lugar que no esté en contacto con el exterior. Asimismo, no es recomendable lavar la ropa en cada puesta, ya que favorece también el desgaste de los tejidos. En ocasiones basta con airear la prenda con la secadora.
Cuidado con la temperatura de lavado
Tendemos a pensar que el agua caliente ayuda al lavado, ya que desinfecta y elimina mejor la suciedad porque intensifica el trabajo de los jabones y los blanqueantes. Un pensamiento correcto, aunque nos puede jugar malas pasadas. Si utilizamos un programa de lavado a temperatura demasiado elevada, podemos provocar desteñidos y encogimientos de ropa. Lo aconsejable siempre es consultar la etiqueta en la que se especifica la recomendación del fabricante para el tratamiento y lavado de las prendas.
Detergentes
“Cuanto más, mejor” no es aplicable al uso del detergente. Si existe un exceso de producto en el lavado, las prendas no se lavarán correctamente y quedarán sucias. Asimismo, podemos dañar la lavadora y también generar malos olores. No obstante, seguir las indicaciones del fabricante es lo más aconsejable en cualquier caso. Así, mejor quedarse corto y no pasarse con el uso de detergente para el lavado.
Cuidado con las cremalleras
Aunque parece algo obvio, en ocasiones nos descuidamos y terminamos lamentándolo. Debemos procurar siempre cerrar las cremalleras de las prendas antes de iniciar el lavado, así como los corchetes. No hacer provoca daños en otras prendas.
Tendedero o secadora
Siempre secadora. Aunque hace décadas era un producto caro para el que no había lugar en las casas, la secadora se ha convertido en un electrodoméstico indispensable. Es más higiénico y ayuda a conservar mejor la ropa que el proceso de tendido, ya que la ropa queda expuesta a la contaminación y al polvo.
La importancia de un buen planchado
Sin duda, uno de los procesos más delicados, ya que es nuestra mano con la plancha la que más interviene. Es aconsejable darle la vuelta a las prendas para plancharlas, poner un pañuelo encima y tratar de que la ropa esté todavía húmeda para conseguir mejores resultados. Si sigues estas tres pautas, podrás conseguir un planchado impecable. Asimismo, también es recomendable colgar inmediatamente la prenda de la percha o doblarla para su almacenamiento en el armario, así evitaremos arrugas postplanchado.